Antes de nada, aclarar, para que no haya decepciones,  que el tamaño al que voy a dedicar las líneas que siguen, es el del formato tanto de los libros como el de las revistas y otras formas impresas.

En un buen diseño, nada debe de ser gratuito, sino que debe de ser capaz de dar soluciones a todos los problemas que se le planteen. Uno de los que se dan a menudo en una editorial, es el de decidir que formato damos a nuestros libros.

La forma rectangular ha prevalecido en el campo gráfico desde los tiempos antiguos: las tablillas enceradas de la época romana, los códices… eran rectangulares.

Y la mayoría de los libros han sido y siguen siendo rectangulares.

Algunos dicen que esta preferencia por el rectángulo se debe a cierta semejanza con la proporción física del ser humano, ya que es la figura geométrica que más se le acomoda. Para otros es la figura que admite líneas más regulares en anchura. Pero desde luego, es la más facil de obtener por cortes y dobleces normales, rectos; y además la experiencia demuestra que es la más agradable y cómoda de ver y leer.

Hay muchas proporciones posibles en la relación de los lados del rectángulo, pero hay algunas que la experiencia general, desde hace siglos, nos dice que son más agradables y armónicas. Entre éstas destaca notablemente la proporción llamada de oro, áurea, divina proporción… Para mayor facilidad se designa con la letra griega ϕ (se lee “phi”) y su valor numérico es de 1,618.

Era ya conocida por los artistas de la antigüedad clásica –egipcia, griega, romana– los cuales observaron que en la Naturaleza, en las plantas y animales, y en la figura humana, existen relaciones constantes proporcionadas en las medidas de todos sus detalles y miembros, particularmente en aquellas figuras o elementos que resultan estéticamente más agradables. Y en consecuencia, las aplicaron a sus obras artísticas –la Gran Pirámide de Keops, el Partenón, las estatuas de Fidias y otras– dándole el nombre de regla de oro o canon áureo.

La regla ha sido aplicada por arquitectos, pintores, y artistas en general de todos los tiempos, e igualmente en las Artes Gráficas y en la Tipografía.

Los libros de todas las colecciones de Txalaparta a excepción de la colección infantil Axuri Beltza, tienen un formato diseñado con la proporción de la regla áurea.

El siglo pasado, ante la gran cantidad de formatos diferentes, y para solucionar los problemas de aprovechamiento de papel, así como de archivado, transporte, sobres etc., el DIN (Deutsches Institut für Normung) creó la conocida y actualmente extendida norma DIN (DIN A4, DIN A3…).

Pero se usa también en las Artes Gráficas un formato –que también adoptan la fotografía, el cine y otras artes– que consigue establecer un equilibrio entre la estética del formato áureo y la utilidad del formato DIN. Se trata del formato ternario que si no alcanza la esbelta elegancia del rectángulo ϕ ni el aprovechamiento y demás ventajas del DIN no adolece de la pesadez de este último.

Ésta revista que tienes entre tus manos, tiene un formato ternario.

Puede haber muchos motivos que nos lleven a elegir otros formatos (envíos por correo, aprovechamiento de papeles, diferenciación del producto, experimentación, salirnos de la norma…), pero recordemos siempre que si algo funciona, y lo hace bien no es obligatorio cambiarlo.

 [Publicado en la revista Txalaparta Letras & ideas 24. Verano de 2004]

 

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