COLOFÓN
Estamos acostumbrados a leer antologías de comienzos de libros: «En un lugar de La Mancha…». «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento…». «Call me Ishmael…». Pero algunas veces podemos encontrar frases interesantes en esa parte final del libro llamada colofón. Los primeros conocidos se realizaron en tablillas de arcilla procedentes de Mesopotamia, y recogían aspectos como el propietario o quien lo había mandado copiar, compilar, el lugar y en ocasiones imprecaciones invocando a dioses que castigasen a aquellos que osasen romper, deteriorar, robar o borrarlas: «Que Istar mire con favor al lector que no estropee la tableta y la devuelva a la biblioteca, que derribe con cólera al que la haga salir».

ESTEBAN MONTORIO URIBARREN
Me dedico al diseño gráfico, a la comunicación visual, vivo en Bilbao y disfruto con mi trabajo.


“Así que cuando abras tu próximo libro, mira si la última página encierra alguna sorpresa.”

Posteriores rollos en papiro griegos y romanos continuaron con esta costumbre: «Calino me ha escrito con la mano derecha… y si me prestas a alguien, coge otro rollo a cambio, si me ensucias de grasa, te denunciaré ante Eurípides». En época medieval los manuscritos eran copiados en pergamino y compilados en códices que contenían el Explicit donde se declaraba el fin de la obra e información como fecha, copista o lugar e incluso aspectos anecdóticos y curiosos sobre el proceso de copia. Al nacer el libro impreso, este copia los códices manuscritos por lo que recoge al final del texto estos explicit llamados colofón: «Terminado el libro que se pague una cena al maestro».
El colofón va generalmente en una de las últimas páginas impares, y en ella se suele imprimir el lugar de impresión, la fecha y el nombre de la imprenta. También puede incluir la tirada y el logotipo o escudo del impresor. Muchas veces se indica el tipo de letra usado y la clase de papel. Los colofones impresos pueden adoptar formas estéticas como pirámides o composiciones varias, conviertiéndose en un espacio artístico para el diseñador, incluyendo marcas, grabados o ilustraciones. Aunque las editoriales más comerciales hace tiempo que dejaron de utilizarlos, el actual auge de pequeñas editoriales ha hecho que algunos no solo indiquen datos técnicos, sino que se conviertan en auténticos relatos cortos. Dignos de leerse, son los de los libros de la editorial Errata naturae. En los libros de Txalaparta, he ido variándolos con los años, desde los iniciales que solo incluían datos técnicos, hasta los que hacen mención a hechos históricos, climatológicos, de actualidad, de homenaje…, pasando por las fechas, frases y recuerdos con un significado más personal.
Así que cuando abras tu próximo libro, mira si la última página encierra alguna sorpresa.

Publicado en la revista Gure Liburuak 49
2016eko udaberria
¿Quieres recibir nuestros artículos antes de que sean publicados?
Suscríbete a nuestro impresionante boletín.
Suscríbete a nuestro impresionante boletín.