00
THE BILBAINER
Sirva este numero #00 como pistoletazo de salida de este proyecto de revista imaginaria, que rinde homenaje a las evocadoras portadas de la mítica revista The New Yorker.
Con él, seguiremos la estela de lo que ya se ha hecho en París, Montreal, Shangai, Tokio, Valencia, Bruselas, Barcelona…
DISEÑAR, PENSAR ANTES DE HACER
Desde que nos levantamos, el diseño está presente en todos los ámbitos de nuestra vida. Casi sin darnos cuenta: cuando desayunamos, leemos las noticias en nuestros teléfonos, subimos al metro, entramos en una oficina, reservamos un billete, descargamos una aplicación, vamos al supermercado… Diseñar objetos, servicios o ropa; decorar una habitación u ocuparse de la escenografía de una obra de teatro; crear una identidad gráfica para una empresa; empaquetar un producto o hacer una web para una marca de accesorios… Detrás de todos estos procesos creativos, está la figura de un diseñador. Expresiones como «objeto de diseño» han podido hacer mella en el significado real del concepto y la práctica del mismo, encorsetando el término diseño en una sola definición y obviando la diversidad de prácticas del mismo. La realidad es que cada cosa que usamos a lo largo del día tiene detrás un proceso de diseño y es diseño en sí.
Asociamos el diseño con aquello que hemos visto en las revistas y que tiene un autor conocido, como Philippe Starck o Mariscal. Pero todo está diseñado y todo tiene un autor, aunque no seamos conscientes de ello o no conozcamos su nombre.
Sirvan como ejemplo de que el diseño no es una cosa de pijos, algo de ricos o algo de autor, dos objetos que no se han incluido en el calendario de este año.
El primero es el clip. No puede haber objeto más sencillo y más ingenioso. Son 15 cm de alambre inteligentemente doblados. Se creó hace dos siglos y todavía funciona con su forma original. Es precioso, un icono. Algo tan humilde, tan barato, porque prácticamente se regala, y anónimo que, sin embargo, da un gran servicio.
EL ABRELATAS
Para poder hablar del segundo objeto, un spoiler: dedicaremos el mes de agosto a la lata de conservas, que se creó para preservar la comida en las largas campañas bélicas. Los militares nunca pensaron que necesitarían un abrelatas para el nuevo envase; ¿para qué? En la práctica, los soldados y expedicionarios, los primeros en disfrutar de las ventajas de los alimentos de larga vida, solían recurrir a métodos más o menos imaginativos para abrir las latas, desde bayonetazos a disparos, pasando por el golpe con una piedra. Tal es así que los fabricantes lo indicaban en las etiquetas de las latas: «Córtese alrededor de la parte superior con martillo y cincel». Y así, entre guerra y guerra, pasaron casi 50 años sin inventar el abrelatas. Y eso que las primeras latas eran de hierro (pesaban casi medio kilo vacías) y abrirlas era un suplicio.
El primer intento para encontrar una manera práctica y segura de abrir los envases no llegó hasta varias décadas después, pero fue gracias a una novedad. Se desarrollaron latas con paredes más finas hechas de acero y fue más fácil resolver el problema. Sin embargo, aquellos primeros abrelatas no eran mucho más sencillos de usar que el escoplo y el martillo. Estos utensilios nunca abandonaban la tienda de comestibles, ya que se consideraban demasiado peligrosos para que los usara la gente normal; el dependiente de la tienda debía abrir cada lata antes de que el cliente se la llevara. Pronto llegó una gran novedad: el primer abrefácil para latas de conserva. Una tapa con pestaña que se abría enrollándose. Aunque esta idea –que solemos identificar con las latas de sardinas– ha perdurado hasta hoy, pronto llegaría un mecanismo más popular para uso doméstico: la cuchilla circular.
Desde entonces, docenas de modelos han inundado el mercado: de mariposa, de tenaza, el eléctrico… y el «explorador» de toda la vida, que se llama así por ser ideal para el campo y que incorpora incluso un abrebotellas de primera generación.
Un libro, una navaja multiusos, una cremallera o hasta un paraguas… En nuestro día a día utilizamos un sinnúmero de objetos que, gracias al trabajo que hay detrás, nos hacen la vida más fácil y que se han convertido en imprescindibles.
A esta disciplina se le llama diseñar, pensar antes de hacer.
Otros números
03
Varius natoque penatibus et magnis dis parturient montes. Varius natoque penatibus et magnis dis parturient montes.
02
Varius natoque penatibus et magnis dis parturient montes. Varius natoque penatibus et magnis dis parturient montes.
Proyecto de revista imaginaria, que rinde homenaje a las evocadoras portadas de la mítica revista The New Yorker.
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