ESTE MES VIAJAMOS A MACONDO

 

 

«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos».

MACONDO

En el imaginario universal ese territorio nace en el conocido arranque de la novela Cien años de soledad (1967) del colombiano Gabriel García Márquez. Este pueblo ficticio también se describe en sus novelas Los funerales de la Mamá GrandeLa hojarasca Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo. La villa fue fundada por José Arcadio Buendía y los miembros de su expedición; formada por varios amigos, sus esposas e hijos. Su objetivo era cruzar las montañas en dirección oeste en busca de una salida al mar, pero al cabo de 26 meses desistieron de la empresa y la fundaron en el lugar donde Buendía soñó con una ciudad ruidosa con casas de paredes de espejo y cuyo nombre era Macondo.
Se encuentra al oeste de Riohacha, separada por una sierra casi impenetrable. Al sur la villa limita con los pantanos y una ciénaga sin límites; al oeste se encuentra la Ciénaga Grande, una extensión acuática sin horizontes habitada por cetáceos de piel delicada con torso y cabeza de mujer que causan la ruina de los marineros. Al norte se encuentra primero un terreno dócil, pero luego tras un pantano y selva tupida, topamos con agua, por lo que se llegó a creer que Macondo era una península.

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